Viñetas publicadas en RTG Nº 41- 2021
(Revista de Terapia Gestalt)
DIALOGO Y TERAPIA GESTALT
EN TIEMPO DE PANDEMIA
Viñetas publicadas en RTG Nº 41- 2021
(Revista de Terapia Gestalt)
DIALOGO Y TERAPIA GESTALT
EN TIEMPO DE PANDEMIA
Mi madre, Beatriz, me contaba que cuando yo estaba recién nacido le dijo a mi hermano Titi de dos años: “Mira tu hermanito”. Y él con un tambor de juguete me pegó un tamborazo en la cabeza. No me recibió muy bien, pero el tambor, afortunadamente, me ha acompañado toda la vida. A los quince años yo tocaba en Baracaldo la batería en un grupo de rock/pop, llamado Los Halcones Negros. Entonces Titi, con 17 años, ya tocaba la batería en un grupo de música profesional llamado Los Duendes, y actuaban en las mejores salas de fiestas de Bilbao (años 60). ¡Claro que fue mi primer maestro en la percusión!
Otro mensaje que nos marcó a ambos de pequeños fue el que tanto la familia como los conocidos nos decían descaradamente que Titi era el feo y el malo, y yo el guapo y el bueno. ¡Buf, que carga para ambos! Mi madre me cuenta que yo con tres o cuatro años le decía que de mayor quería ser malo y feo como Titi. En esa etapa dormíamos juntos en la misma cama y por la noche yo le decía de forma repetitiva: ojazos, ojazos, ojazos... tenía los ojos saltones. Y él a la vez me decía: mico,mico,mico...Los vecinos de al lado le preguntaron a mi madre que si rezábamos por la noche. Curiosamente en la palabra mico repetida a modo de mantra, micómicomicómico, podemos componer la palabra cómico. Los vecinos de alguna forma tenían razón, lo que hacíamos era recitar mantras. Los mantras son sílabas, palabras o frases que se recitan durante el culto en el hinduismo y en el budismo, permite asociar la mente con una de estas palabras. El caso es que Titi fue cómico y titiritero, no sólo en su vida cotidiana sino que actuó en salas de fiesta como cómico. Espero que mi hermano ahora sea CÓSMICO/UNIVERSAL.
De la repetición de la palabra: oJAzos,oJAzos,oJAzos..., podemos extraer JA,JA,JA. El humor era algo que Titi manifestaba de forma expresiva constantemente y también yo fui afectado por él. En mi caso el humor lo expresaba, desde los diez años, haciendo dibujos humorísticos, tipo viñetas. Mi padre, Vicente, que se formó en una escuela de arte y oficios en Linares, me decía que los personajes que dibujaba técnicamente no eran buenos, pero que los hacía con gracia y expresivos. Al día de hoy sigo publicando viñetas de humor gráfico. ¡Claro que fue mi primer maestro en el humor!
La risa de las entrañas de TITI
CIANURO / MANTISProtagonizado por Marta Bravo, Felipe García Bravo, Vicente Blázquez "Titi",
Ricardo Pardo Carlos Valcárcel, Jimena y Adriana Herrero.
BREVE HISTORIAL DE TITI PUBLICADO EN EL DIARIO DE LEÓN EN 2012 POR EMILIO GANZEDO: A Vicente Blázquez, alias "el Titi", todo el mundo lo ve en el Barrio Húmedo siempre de aquí para allá con un trasiego incesante, manojos de papeles en mano, pero pocos conocen la aventura que acarrea a sus espaldas aunque él está siempre dispuesto a contarla: tuvo "el Titi" nacencia madrileña, año de 1947, su padre era pintor muralista (reproducía, a tamaños gigantes, imágenes de Marilyn, Bogart y demás estrellas para carteles y marquesinas), y con doce años Vicente, al que le iba la marcha, se dedicaba a aporrear los botes de pintura paternos. Marchó después toda la familia a Baracaldo y allí pasó por algunos colegios: de Los Paules, por ejemplo, le echaron porque mordió la mano a un cura, aunque él dice que era muy buen estudiante ("tanto, que el maestro siempre me mandaba salir de clase para que le fuera a por gusanas para pescar").
Visto lo visto, su madre lo puso a trabajar de pinche de fotógrafo. «Una vez, el jefe me mandó retratar a un muerto y la foto salió movida porque yo estaba nervioso». ‘El Titi’ se defendió: «¡Yo qué sé, se habrá movido el paisano!». Dada su afición por la percusión, la mili la pasó de tambor en Vitoria. Y durante el primer permiso que tuvo volvió a casa hecho un cristo y con unos galones que ni él mismo sabía de dónde había sacado («cuando me vieron en casa dijo mi hermano: ‘¡Mamá, que viene el Titi de cabo primero!’, y respondió mi madre: ‘Pues cuando se licencie, ¡comandante!’»). Probó suerte después en un Madrid efervescente y lleno tanto de tentaciones como de posibilidades: cogía las entradas en la famosa discoteca La Vía Láctea y una noche el jefe le dijo que sacara «a dos tíos que se estaban morreando». Eran Pedro Almodóvar y el cantante de Derribos Arias, asegura. «¡A la puta calle!», les espetó. Como batería anduvo tocando con el bajista de Coz, pero también con Carlos Uranga, de Mocedades, «y con los Sonor antes de ser los Pekenikes» (eso sí, también trabajó vendiendo saneamientos en la empresa de su hermano). Ahí donde le veis fue relaciones públicas en el Zimbabwe de Azca, 5.000 leandras diarias y carta blanca para la cena: «Hacían medio millón de caja los lunes», recuerda. Era la época dorada de la ‘movida’, unos años en los que era posible que ‘el Titi’ le quitara la novia a un miembro de Tequila, como jura y perjura. Laboró en Radio Centro, en Huertas, con el mítico locutor ‘Mariskal’ Romero. «Estaba en el departamento de Publicidad y un día pasamos mucha risa porque hacíamos un programa para la cárcel y yo les metí una cuña de unas puertas blindadas muy buenas...». También fue guionista y actor de un corto (dirigido por Miguel Ángel Cárdaba): "La gran tasca", en Lavapiés (de hecho, ahora tiene un nuevo y surrealista guión «sobre el fin del mundo»). También hizo de mimo-policía inglés en Torremolinos, donde sacaba por los bares «30.000 pesetas en dos horas» y donde conoció a una finlandesa a la que adora... A León llegó de rebote, como marchante aliado con un gran artista, Campos Martín. «Yo me ponía en la calle, hacía como que pintaba y así le vendí un montón de cuadros; me quedaba con el 30%». Le gustó la ciudad y se quedó. Humorista, poeta y artista («lo que mejor se me da es el estilo geométrico»), lleva más de doce años vendiendo por el Húmedo su Humor inglés y su Humor negro, diccionarios repletos de entradas como «Pediatras: pero me dieron la primera fila» o «Sorpresa: monja en el talego»; o dos gitanos hablando: «¿Hacemos el Camino de Santiago? ¡Eso, que lo haga el Mopu!».
ALFONSO AGUADO |
Emilio Blázquez |
MAYO-2019 |
ELVIRA Y JUANLU |
TANIA DISEÑÓ LA EXPOSICIÓN |
ALVARO y SARA |