Bienvivido y Bienvivida

BUENO, EN EL FONDO, FONDO, FONDO, NO EXISTIMOS.

sábado, 12 de marzo de 2011

El hombre de la pipa (Parte VII)

                                                 Dibujos y comentarios de Emilo Blázquez
        



Al rey le pareció bien el consejo, que transmitió sin dilación a los esposos de sus hijas. Éstos aceptaron el encargo, rogándole sin embargo que les liberase de la compañía del tiñoso, quien debería seguir su propio camino solo. El rey no puso inconveniente, y cada uno partió por su lado.

Al buscador primero le marginan sus cuatro hermanos y ahora le marginan los cuatro cuñados. Es la prueba de volver a Uno cuando todos te niegan. Rumi, el místico anarquista y heterodoxo, hablaba de los dulces usos de la adversidad y te animaba a despreciar todo lo que te alabe, diciendo: ¡Abandona tu secta y sé un sujeto de la aversión, desecha el nombre y la fama y busca la desgracia! ¡Siendo tú misma tu fortuna , nunca la perderás! En las dificultades se otorga un camino de salvación.


En cuanto estuvo a solas sentóse el hijo del pescador y con toda la calma paladeó su pipa de kif. A renglón seguido, dio vueltas al anillo sobre su dedo, y cuando tuvo ante sí al genio le exigió el remedio para curar al rey. En un abrir y cerrar de ojos obtuvo lo que deseaba y lo guardó consigo. Esperó a que sus cuñados estuvieran de regreso de un largo e infructuoso viaje y, cuando supo de su proximidad, se trasladó a las puertas de la ciudad, ordenando al genio del anillo le procurase ricas vestiduras y un no menos espléndido corcel. De esta guisa, salió al encuentro de sus cuñados, quienes no lo reconocieron, ya que había retirado de su cabeza las tripas de oveja y lucía al viento su hermosa cabellera. Después de intercambiar corteses saludos, preguntóles el joven por el motivo de su viaje. Ellos le contaron su historia y se lamentaron de su suerte. Él entonces les propuso un trato:
-Si me dais los pañuelos que recibisteis de vuestras respectivas esposas, os daré a cambio el remedio que buscáis.
A ellos les pareció modesto precio y acordaron el trueque, después de lo cual se apresuraron a entregar la medicina al rey, que no tardó en recuperarse de su dolencia.
Apenas había transcurrido un año de estos sucesos, volvió a caer enfermo el monarca, y de nuevo se hizo necesario que sus yernos saliesen a la búsqueda de un nuevo remedio. También quedó en esta ocasión excluido el tiñoso de la expedición. Como la vez anterior, volvieron con las manos vacías, y una vez más salióles al encuentro el tiñoso camuflado bajo un disfraz distinto al de la primera oportunidad. Cambió esta vez el remedio por las manzanas que recibieron el día de su múltiple compromiso, después de lo cual regresó solo a palacio con su habitual aspecto de tiñoso. Los cuatro cuñados por su parte se apresuraron a llevar a su regio suegro la ansiada medicina, con lo que éste no tardó en sanar.
                                                 CONTINUARÁ

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