Tomado de El País Babelia 25-05-13:
La voz de Raúl Thais es como una fuente que susurra, calmada y apacible. Como mucha de esa música que sale de sus manos cuando se pone ante el piano y pretende rescatar las esencias de un impresionismo que para él nunca se fue, a pesar de que las vanguardias se cebaron con sus principios y algunos hasta quisieron aniquilar toda esa evocación perpetua creada por Debussy o Poulenc. Esa música que insinúa más que dice y que forma parte de ese mundo de emociones que Thais llama "música cuántica".
"Es un nombre poético, una declaración de intenciones de corazón. La música cuántica es un paradigma de apertura, de riesgo, de dejar que la razón observe lo que el sentimiento mande. Es un mundo de posibilidades sonoras que puede ser o no ser"
A los 20 años cuando terminaba el conservatorio se quedó ciego. En esa época su actitud ante el piano cambió. "Comencé a tocar a mi forma, con más libertad. Me dejé rodar por el piano y cada vez mi estilo se alejaba más de lo que había estudiado. Buscaba estilos estéticos y sentimentales que me liberaran de la tensión de la ceguera".
"Cuando cambia mi actitud hago una exploración, un viaje en el que me dejo llevar dentro del teclado y me libero del compás. Es una búsqueda de un mar de notas, de una paleta de coloración amplia para aprovechar todo el piano, Busco en la música un mar de agua viva en el que uno se pueda sumergir".
El pianista repite una y otra vez que lo que le mueve esta música son las emociones, que se siente "seguro sin el control", aunque pueda parecer una paradoja. Pero no cree que su música tenga que ver con el jazz. "Está bastante lejos, aunque toma de él sus maravillosos patrones de improvisación. Un amigo me dice que lo que estoy haciendo es jazz del siglo XXII".
"Vivo en el escenario todo lo que está pasando por mí, pero no lo juzgo. Siempre parto del silencio interior (...) Ofrezco una celebración de lo que soy y lo que seré al universo".
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