El camino del medio (10). Me desidealizo.

El camino de medio, o la búsqueda de nuestro centro original, es difícil de entender y sobre todo de experimentar, sentir. Los principales obstáculos son la multitud de subpersonalidades que nos habitan y nos descentran en la medida que nos dominan temporalmente (el impaciente, sobreprotector, evasivo, sabelotodo...). El "descrearse" o "desidealizarse" de estos aspectos de la psique es la forma de volver a encontrar el centro original. En esta búsqueda de descrearse nos dice Marie M. Davy que hay que huir de dos peligros extremos: "una ascesis (práctica que sigue el asceta para conseguir la perfección espiritual) mutiladora, o un goce excesivo. El justo medio –que por lo demás varía con cada individuo– coincide siempre con un orden: el justo medio es una cúspide". 

EMILIO BLÁZQUEZ

Erich Fromm aclara el conflicto de la polarización entre la ascética y los deseos: "La conducta ascética, con su constante preocupación por no gozar, puede ser tan solo la negación de los poderosos deseos de tener y de consumir. El asceta puede reprimir estos deseos; sin embargo al intentar suprimir el tener y el consumir, puede estar igualmente preocupado por tener y consumir. Esta negación por sobrecompensación es, como lo muestran los datos psicoanalíticos, muy frecuente. Ocurre en casos como los vegetarianos fanáticos que reprimen sus impulsos destructivos, en los fanáticos enemigos del aborto que reprimen sus impulsos asesinos, en los fanáticos de  "la virtud" que reprimen sus impulsos "pecaminosos". Aquí no importa la convicción en sí, sino el fanatismo que la apoya. Esto, como todos los fanatismos, nos hace sospechar que sirve para ocultar otros impulsos, generalmente los opuestos".  

El camino del medio, término adoptado por los budistas, que también significa "Camino de la Aniquilación de los Agregados Psicológicos", nos recuerda que cuanto menos sepamos de darma (ley natural), más se empeñará la mente en dejarse llevar por las impresiones mentales. Al estar feliz, sucumbe a la felicidad. Al sentirse desgraciado, sucumbe al sufrimiento. ¡Es la confusión constante!

EMILIO BLÁZQUEZ

 Al hilo de este tema me encuentro en la red con una cita suelta de Lao Tsé "la felicidad reposa en la desgracia", no sé si complica o aclara este asunto más. Me atrevo a decir que ambos extremos se relacionan, "soy feliz porque no quiero ver mi desgracia" o "puedo ser feliz en la desgracia, sin ser masoquista". Pero estamos hablando del camino del medio, que los sufís ya decían que ni ambiciones los cielos ni temas a los infiernos. Y ese camino es el más desconocido, porque en principio no tiene excitación, puede que cuando nos lo encontremos digamos "tanto buscar para nada". Y en esa nada es donde empieza o está todo. Claro que no se puede hablar mucho de esta nada o vacío original. Hacerse cualquier idea de ese camino del medio es también un auténtico peligro, a propósito sobre el idealizar este camino, viene Nicolás Berdiaev a decirnos : "en nada es Dios semejante a la idea que uno se hace de él, absolutamente en nada".



Emilio Blázquez