Fragmento del artículo Padres que quieren a sus hijos
“Hijo, tú eres mucho más importante para mí que tu papá”. “Hija, tú eres mucho más valiosa en mi corazón que tu mamá”. “Hijo/a no quieras a tu padre, desprécialo como yo y sobre todo no seas como él”. “Hijo/a, no logro entender cómo pude querer a tu madre, pero sin duda tú me importas mucho, tú eres mejor que ella”.
Aunque no se digan abiertamente en las familias, estas y otras frases parecidas a veces son verdades interiores para los padres y nutren la atmósfera familiar de dinámicas fatales en la tríada relacional más importante que vivimos a lo largo de la vida: la tríada padre, madre e hijo.
Conviene tener presente, en primer lugar, que los hijos no atienden tanto a lo que los padres dicen sino a lo que los padres sienten y hacen: los hijos se hacen sensibles a su verdad. Entre otras cosas, porque la verdad de nuestros sentimientos puede ser negada o camuflada pero no puede ser eliminada, y por tanto actúa y se manifiesta en nuestro cuerpo. Nos constituye.
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Pensemos en hijos que casi tuvieron la función de pareja invisible de uno de los padres, o que significaron el todo para la madre o el padre, o que sintieron la prohibición de amar a un padre que cometió algún tipo de violencia o traición con la madre o viceversa… Tristemente, en constelaciones familiares es habitual identificar dinámicas y resultados fatales como enfermedades, delincuencia, violencia, pasotismo, dificultades en la pareja y mucho sufrimiento emocional. Pues, en lo profundo, un hijo no puede prescindir de amar a ambos padres y no deja de hacer acrobacias emocionales para ser leal a ambos, incluso imitando su mal comportamiento, o su alcoholismo, o sus fracasos y desatinos, etc.
“Hijo, en ti sigo queriendo a tu padre/madre, en ti sigo viéndolo y respetándolo a él”. “Hija tú eres el fruto de mi amor y mi historia con tu padre/madre y lo vivo como regalo y bendición”. “Hijo, respeto lo que vives y como es con tu otro padre/madre”. “Hija, yo solo soy el padre/madre, más es demasiado”. Estas son frases que apuntan al bienestar y el regocijo en los hijos. ¿Qué ayuda, pues? Que los hijos reciban uno de los mayores regalos posibles en su corazón: ser queridos tal como son y muy especialmente que en ellos se quiera a su otro progenitor, porque así se sienten completamente amados, ya que en el fondo el hijo no deja de sentir que de alguna forma también es sus padres. Ambos.
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