El Dr. Juan Gérvas, defensor de la ética médica, ha sido linchado en redes por publicar que las vacunas no "salvan vidas".
Textos tomados de la web:
http://www.actasanitaria.com/linchamiento-si-pero-las-vacunas-no-salvan-vidas/
Con la serenidad científica que lo caracteriza, el autor aborda el linchamiento a que ha sido sometido en redes sociales por quienes abogan por el pensamiento único en medicina. La vieja inquisición tan denostada y la repudiada censura gubernamental están siendo reemplazadas por quienes, en la algarabía de las redes sociales, pretenden acabar con cualquier atisbo de disidencia, por científica que sea.
EL ROTO |
Respuesta en Twitter (agosto 2017) a: “Algunas vacunas cambian causas de muerte, prologan vidas y dan calidad a las mismas. Ninguna vacuna “salva vidas”.
Recojo sin correcciones ni modificaciones algunos de los cientos de comentarios en Twitter al hacer notar el hecho de que “las vacunas no salvan vidas”; algunos son de médicos y otros profesionales de la salud. Lea hasta el final, por favor: IR AL FINAL DEL POST
Se cuenta que Alejandro Magno encontrándose al borde de la muerte, el gran emperador romano convocó a sus generales para comunicarles que quería que su ataúd fuese llevado en hombros, transportado por los propios médicos de la época. También les pidió que los tesoros que había conquistado fueran esparcidos por el camino hasta su tumba. Y por último, les insistió en que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, a la vista de todos.
Asombrado, uno de sus generales quiso saber qué razones había detrás de tan insólitas peticiones. Y Alejandro Magno le respondió: “Primero, quiero que los más eminentes médicos comprendan que, ante la muerte, no tienen el poder de curar. Segundo, quiero que todo el pueblo sepa que los bienes materiales conquistados, aquí permanecerán. Y tercero, quiero que todo el mundo vea que venimos con las manos vacías y que con las manos vacías nos marchamos.”
Se cuenta que Alejandro Magno encontrándose al borde de la muerte, el gran emperador romano convocó a sus generales para comunicarles que quería que su ataúd fuese llevado en hombros, transportado por los propios médicos de la época. También les pidió que los tesoros que había conquistado fueran esparcidos por el camino hasta su tumba. Y por último, les insistió en que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, a la vista de todos.
Asombrado, uno de sus generales quiso saber qué razones había detrás de tan insólitas peticiones. Y Alejandro Magno le respondió: “Primero, quiero que los más eminentes médicos comprendan que, ante la muerte, no tienen el poder de curar. Segundo, quiero que todo el pueblo sepa que los bienes materiales conquistados, aquí permanecerán. Y tercero, quiero que todo el mundo vea que venimos con las manos vacías y que con las manos vacías nos marchamos.”
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