Bienvivido y Bienvivida

BUENO, EN EL FONDO, FONDO, FONDO, NO EXISTIMOS.

viernes, 25 de marzo de 2011

El hombre de la pipa (Parte IX)

                                    
Dibujos y comentarios de Emilio Blázquez

                      
 El rey autorizó la empresa, y el joven heredero mandó ensillar un blanco corcel y, al frente de un escogido grupo de caballeros, salió camino de su tierra natal. La ruta atravesaba los dominios de una reina cruel y despótica que a nadie permitía el paso por sus tierras. Su belleza rivalizaba en fama con su crueldad, de modo que, con sólo verla, el más fiero guerrero caía hechizado a sus pies. Cuando en la batalla su ejército comenzaba a retroceder ante el avance de un enemigo más poderoso, la reina atravesaba las filas en su camello y descubría el rostro en presencia del general enemigo . Este, indefectiblemente, quedaba anonadado, momento que aprovechaba ella para atravesarlo con su espada y poner con ello en fuga al ejército enemigo.
Del mismo modo pretendía vencer al fumador de kif, desde que se enteró que éste había traspasado las fronteras de su reino y que su ejército no era suficiente para hacerlo retroceder. Se presentó ante él y desveló su rostro, pero el hombre de la pipa le espetó con desdén:
-Ni aún desnuda me conmoverías.
Forzóla a bajar del camello e hizo ademán de matarla, pero ella le suplicó:
-Tómame por esposa, en lugar de darme muerte, y acepta como dote mi palacio y mi reino.
Aceptó el joven el trato y, en unión de sus caballeros, la siguió hasta palacio, las fiestas nupciales se prolongaron durante siete días, al cabo de los cuales dijo a su esposa:
-He de partir a sacar de su prisión a mi primera esposa. Aguarda pues mi regreso.

El antihéroe se ha transfigurado, su aspecto andrógino le delata como  un ser evolucionado.

Cabalgó de nuevo el joven desposado en compañía de sus caballeros, y después de muchos días de camino divisaron la costa donde se hallaba enclavada su ciudad natal. Al llegar a ella le llamó la atención un suntuoso palacio situado a las afueras y, para salir de dudas, preguntó a un pescador que por allí pasaba por los dueños de tan magnífica mansión.
-Pertenece – respondió el pescador-, a cuatro hermanos que un día salieron al monte en busca de su hermana, y junto con ella volvieron cargados de riquezas y mujeres bellas para cada uno.
El hijo del pescador supo al instante que se refería a sus hermanos. Ordenó levantar allí mismo el campamento y, dejando a sus hombres en la tarea, se acercó solo hasta el palacio y se sentó a esperar junto a un pozo que halló frente a la puerta. Pasado algún tiempo, salió de la casa una esclava portando un cántaro y se dirigió al pozo a sacar agua. Cuando hubo llenado su cántaro, el mozo le pidió de beber y, al ofrecerle ella la vasija, el joven, que había reconocido en la sirvienta a la doncella que guardaba la entrada de la cueva del Ifrit, dejó caer inadvertidamente en su interior el anillo de su compromiso. La joven llevó el agua al viejo pescador, quien al beber casi se tragó el anillo.
-¿De dónde sale este anillo?- pregunto a la muchacha.
Ella al verlo se puso muy contenta:
-Ese anillo es de mi prometido, que no es otro que el mayor de tus hijos que tu creías muerto. Fue él quién nos libró, a tu hija y a nosotras todas, de las garras del Ifrit, matándolo con su propia espada. Sus hermanos lo abandonaron en la cueva y a mí me amenazaron de muerte si contaba a alguien lo sucedido. Por lo que deduzco , es el mismo que me pidió de beber junto al pozo cuando fui a llenar de agua el cántaro.
-Si es así –contestóle el pescador-, ve y tráelo a mi presencia.

El pozo representa nuestro centro. Estamos buscando siempre fuera y no exploramos en nuestras profundidades. En este final de cuento aparece el pozo como escenario vital donde se desarrolla el verdadero encuentro del buscador con la prometida. El hermano mayor ha encontrado el agua de la vida dentro de su pozo y eso le lleva a recuperar su reino.

Cuando la muchacha salió no halló a nadie junto al pozo, pero acordándose de los poderes del anillo, volvió a la estancia donde aguardaba el pescador y tomando la sortija diole vueltas sobre su dedo. Al instante apareció el Yin, y la muchacha le expresó su deseo de reunirse con su prometido. No bien hubo acabado de formular su petición se vio junto a él y, abrazándolo, contóle con detalle la traición de sus hermanos y el humillante destino a que había estado sometida. Se presentaron luego ante el pescador, que reconoció de inmediato al mayor de sus hijos. Llamó luego éste a sus cuatro hermanos y les confirmó la propiedad del palacio y demás riquezas, y llevándose consigo a su novia, padre y hermana emprendió viaje de regreso a su reino.
A su paso por las tierras de la reina derrotada incorporó a la bella a su comitiva, y poco después tenía lugar la entrada triunfal en la capital de su heredad. Como en su ausencia el rey había pasado a mejor vida, fue de inmediato aclamado como nuevo soberano y reinó en paz largos años.

Otro rostro de la pareja interior del antihéroe es el de la reina atractiva que al final la integra en la comitiva. La atracción sexual es una prueba más para el buscador, y éste al final le muestra su coraje y ella se une a él. Una vez que el buscador encuentra su alma ya puede gobernar, ya es el soberano de su vida.            
                                                                  CONTINUARÁ

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