Bienvivido y Bienvivida

BUENO, EN EL FONDO, FONDO, FONDO, NO EXISTIMOS.

viernes, 27 de mayo de 2011

EDUCACIÓN INFANTIL PARA ADULTOS (PARTE XI) Diana Cornejo



Entrevista a Diana Cornejo
Psicoterapeuta y Psicoanalista
Especializada en terapia infantil.
Directora de UnayQuipa . Lima (Perú)

“Si la humanidad fuera capaz de instruirse por la observación directa de los niños, yo hubiera podido ahorrarme el trabajo de escribir este libro” S.Freud

¿Pueden los niños ser maestros espirituales de los adultos?

Mirando desde la mirada de un niño, lo primero que me salta es la separación entre espiritual y no espiritual, porque un niño lo ve como un todo. Los adultos ya separamos, con nuestro lenguaje hacemos cortes a las cosas y decimos esto es espiritual, esto no es espiritual, pero el modo de un niño de estar en el mundo es un modo en que está en esta tierra y también comunicado con su alma, como “uno”. No hay esta separación, que después viene la educación, religión cristiana, la primera comunión, religión judía, su barnisbá, donde de alguna manera se va fisurando este estar en el mundo. El niño tiene una mirada espiritual a la planta y te dice que cómo es que la cortan, te está hablando del alma o el espíritu de esa planta y no te está hablando solo de las hojas visibles. El niño considera que todo tiene efecto.

¿Y cómo aprender de ellos?

Yo más que aprender de ellos, porque creo que aprendemos los dos, es cómo escuchar. Cómo aprender a escuchar a un niño. El niño está enseñándonos cosas, está mucho más en el mundo que nosotros, donde tenemos una cultura, algo que nos hace decir “esto es estar en el mundo”. Pero ellos están, simplemente están con su todo. Entonces hay que aprender a escuchar este lenguaje de los niños. Los niños todavía no son dueños de la palabra, aunque hablan. Los niños expresan muchísimas cosas con su movimiento, con su cuerpo, con su imaginación, con sus juegos. Y yo creo que hay que escuchar este lenguaje total del niño, aprender a escucharlo. Muchas veces los adultos están sordos a este lenguaje del niño. Por ejemplo, papás que quieren poner a un niño en un colegio X, el niño llega y se da cuenta que ese colegio es bastante feo o que los profesores... como decía un niño: “los profesores quieren decir que saben”. Y eso no es un colegio. Entonces el niño corporalmente rechazaba el colegio. Tenía una serie de modos distintos de comunicar: “esto no es un buen sitio donde yo pueda estar”. Pero por otro lado están sus padres, a los que quieren mucho, y que le dicen “este es el colegio para ti”. Entonces el niño no puede formularlo verbalmente, pero sí tienen esas otras comunicaciones, que si estamos atentos a escucharlas, como cuando se despiertan en la noche, hay un poco de angustia, un sueño. Tiene otros modos de comunicarnos las cosas y hay que estar atentos a escuchar.

¿Cómo podemos contribuir al desarrollo espiritual de los pequeños?

Creo que lo primero es sabiendo escuchar el todo, porque también como adultos, es cierto que tenemos un poco más de experiencia, tenemos un poco más orden, posibilidades de ordenar las cosas. El niño muchas veces, es cierto que anda como un todo, pero si nosotros no le ayudamos a ordenar ese todo, de alguna manera puede confundir realidad de fantasía, o sea, puede llegar él mismo a sus propias conclusiones por no haberlas volcado fuera y haber podido ordenarlas y conversarlas. Creo que el punto de partida es escucharlo a él, no que él nos escuche. Creo que en el momento que hacemos que nos escuche, ya le estamos diseccionando su propia espiritualidad; le estamos encauzando por aquí sí, por aquí no. Cuando cada niño tiene una línea de vida y esta línea de vida es propia, y es debida en relación al presente, en relación al futuro o un pasado espiritual.

¿De qué modo las experiencias espirituales tempranas sirven de puntos de referencia para la vida posterior espiritual?

Aquí hay varios procesos, no podemos hablar del niño y el adulto sin hablar del adolescente. Yo creo el niño muy tempranamente se emociona la idea de un dios, se emociona porque la vivencia. Yo creo que un niño puede estar echado en el césped, en el pasto, y sentir que el universo es un universo al que hay que agradecer, esto es el niño puro, esto es el niño que de alguna manera se vivencia como un todo. Pero también va a depender de sus experiencias qué haga con eso. Si tiene experiencias muy dolorosas de vida, esto se va a tapar, y en la adolescencia se va a rebelar y va a decir “no es lo que quiero”, y va a ir contra eso.
También depende de cuanto como adultos hayamos cuidado para que este niño pueda fortalecer esto inicial, o todo lo contrario, con experiencias duras este niño, en lugar de fortalecer, de alguna manera cierre esta oportunidad.

2 comentarios:

  1. En los niños podemos vernos a nosotros mismos en el camino de la socialización, así quizás nos demos cuenta de lo que "sucedió".
    fractalmente.

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