Bienvivido y Bienvivida

BUENO, EN EL FONDO, FONDO, FONDO, NO EXISTIMOS.

sábado, 23 de julio de 2011

Educación infantil para adultos (18). YO ELIJO SER HIJO

 
                                                

En el libro de Tobin Hart titulado El mundo espiritual secreto de los niños, hay una revelación de un niño de tres años a sus padres sobre cómo los eligió:

Cierta noche, mientras estaban sentados a la hora de la cena, el pequeño dijo súbitamente:
-El cielo es un sitio muy divertido­­–y, tras unos momentos de silencio añadió–¿Sabéis? Estoy muy contento de estar con vosotros.
Nosotros también estamos muy contentos – Le respondieron sus padres.
Sí, cuando estaba en el cielo, le pedí a Dios que me diese un telescopio para mirar aquí abajo. Y, entonces, vi que me gustaba ella y que me gustaba él.
Oh, eso es muy bonito porque papi y yo sabíamos que ibas a venir –dijo la madre.
Sí, pero eso sucedió antes de que os conocieses porque pensé que ibais a ser muy buenos conmigo”.

"Nuestros hijos no vienen de nosotros, sino a través nuestro" Khalil Gibran.






El siguiente fragmento está extraído del libro titulado THAT I MIGHT BE BORN (Para que yo naciera), escrito por Miguel Ángel Mendo, con imágenes de la obra de Chen Zhen (Editorial: LA FAVOLA DELL´ARTE).




Mendo fabula en esta obra sobre antes del inicio de la gestación, donde los Dignatarios del Destino estaban estudiando dónde y con quién podría nacer una nueva criatura:


Sólo tenían un lema:
Recordemos que hay que elegir pensando única y exclusivamente en la persona que va a nacer. En lo que más convenga a sus necesidades, a su desarrollo futuro. Hay que decidir de qué privilegios podrá disfrutar y qué dificultades tendrá que afrontar para que , al crecer, pueda llegar al máximo de sus posibilidades.”


Como ellos no llegaban a ninguna conclusión, y se me hacía tarde, me atreví a preguntarles si podía elegir yo. También esto lo estuvieron discutiendo, porque no era usual que el interesado decidiese por sí mismo.





Al final dijeron que sí, que podía intentarlo. Para estos casos raros había un lugar que se llamaba la Habitación Amarilla. Me dijeron que tenía que entrar en ella y quedarme un tiempo meditando, dejándome llevar por lo pensamientos.

Cuando se sienta preparad@”, me dijeron, “entra por la puerta que hay al fondo. Con un poco de suerte, verás por unos momentos el lugar y el país en el que, tú mism@, has elegido nacer.”
Se estaba bien allí. Había mucha paz. Me quedé un buen rato y, al final, con mucha intriga, pasé a la habitación de dentro.
Sentía mucha curiosidad, como podéis imaginar. Si todo iba bien, ahí se decidiría, ni más ni menos, el lugar donde iba a nacer. ¡Y funcionó!”


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