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viernes, 2 de septiembre de 2011

Educación infantil para adultos. Gurdjieff. Parte XXI.


                                             GURDJIEFF Y EDUCACIÓN

Anoche, cuando no dormía, estuve viendo el fascinante blog
anochecuandodormia.blogspot.com y de ahí pasé a otro blog
transformareducacion.blogspot.com donde encontré el suiguiente
extracto del libro G.I.Gurdjieff - Perspectivas desde el mundo real,
 www.upasika.com/docs/cuartocamino/Gurdjieff.pdf 
publicado por un usuario del SAT.


¿Hasta qué punto se debe dirigir a un niño?
Respuesta;
Hablando en general, la educación de un niño debe estar basada en el principio de que todo debe partir de su propia voluntad.
Nada debería serle dado en una forma ya hecha.
Uno puede sólo dar la idea, uno puede sólo guiar o aun enseñar indirectamente, empezando de lejos y conduciéndolo al objetivo a través de otra cosa.
Yo nunca enseño directamente; de otro modo mis alumnos no aprenderían.
Si quiero que un alumno cambie, empiezo desde lejos o hablo con otra persona y así él aprende. Porque si algo se le dice a un niño directamente se le está educando mecánicamente y más tarde él se manifestará en forma igualmente mecánica.

Las manifestaciones mecánicas, y las manifestaciones de alguien que puede ser llamado un
individuo, son diferentes y su calidad es diferente. Las primeras son creadas; las últimas crean. Las primeras no son creación; es creación a través del hombre y no por él.
El resultado es un arte que no tiene nada original. ¡Uno puede ver de dónde viene cada línea de tal "obra de arte"!.

Educamos a nuestros hijos para ser egoístas ordinarios y el resultado es el estado presente de las cosas. Sin embargo, siempre tenemos que juzgarlos como nos juzgamos a nosotros mismos.
Sabemos cómo somos; podemos estar seguros de que, con la educación que les damos, los niños serán, en el mejor de los casos, iguales a nosotros.
Si desea el bien para sus hijos, primero debe desear el bien para usted mismo.
Porque si cambia, sus niños también cambiarán. Para el bien del futuro de ellos hay que olvidarlos por un tiempo y pensar en sí mismo.

Si estamos satisfechos con nosotros mismos, podemos continuar, con una conciencia clara,
educando a nuestros hijos como lo hicimos hasta ahora.

Pero ¿están ustedes satisfechos consigo mismos?

Debemos siempre empezar con nosotros mismos y tomarnos como ejemplo porque no podemos ver a otro hombre a través de la máscara que lleva.

Sólo si nos conocemos podemos ver a los demás, porque toda la gente es igual interiormente y los otros son iguales a nosotros:

Tienen las mismas buenas intenciones de ser mejores pero no pueden serlo; es igualmente duro para ellos; son igualmente infelices, igualmente llenos de remordimientos después.

Hay que perdonar lo que hay en ellos ahora y recordar el futuro.
Si se compadecen de sí mismos, entonces por el bien del futuro deben de antemano tener compasión de otros.

El mayor de los pecados es el continuar educando cuando han empezado a tener dudas sobre la educación. Si usted cree en lo que está haciendo, su responsabilidad no es tan grande como
cuando ha empezado a dudar.

La ley exige que su niño vaya al colegio. Permítaselo. Pero usted, su padre, no debe estar satisfecho con el colegio. Sabe por experiencia propia que el colegio proporciona conocimiento sólo a la cabeza: información. Desarrolla sólo un centro, así que usted debe
tratar de dar vida a esta información y de llenar las lagunas.
Es una componenda, pero a veces aun una componenda es mejor que no hacer nada. ...

La educación es una cosa muy complicada.
Debe ser multifacética. Por ejemplo, es erróneo dar a los niños sólo ejercicios físicos.

Generalmente la educación se reduce a la formación de la mente. Al niño se le hace aprender poemas de memoria como a un loro, sin que comprenda nada, y los padres se alegran si él lo puede hacer.
En el colegio aprende las cosas no menos mecánicamente y después de llegar a graduarse con honores, él, sin embargo, no comprende ni siente nada.

En el desarrollo de su mente es tan adulto como un hombre de cuarenta años, pero en su esencia permanece un niño de diez.
En su mente no teme a nada, pero en su esencia tiene miedo.
Su moral es puramente automática, exclusivamente externa.

Exactamente como aprende poesía de memoria, en la misma forma aprende la moral.
Pero la esencia del niño, su vida interior, está abandonada a sí misma, sin ninguna guía.

Si un hombre es sincero consigo mismo, tiene que admitir que ni los niños ni los adultos tienen moral alguna.

Nuestra moral es totalmente teórica y automática,
porque, si somos sinceros, podemos ver lo malo que somos.

La educación no es sino una máscara, que no tiene nada que ver con la naturaleza.
La gente piensa que una crianza es mejor que otra, pero de hecho todas son iguales.
Toda la gente es igual; sin embargo, cada uno está listo para ver la paja en el ojo ajeno.
Todos estamos ciegos a nuestras peores faltas.
Si un hombre es sincero consigo mismo, se pone en el lugar del otro y sabe que él mismo no es mejor. Si usted quiere ser mejor, trate de ayudar a otro.

Pero tal como la gente es ahora, se obstruyen el uno al otro y se desprecian.
Además, un hombre no puede ayudar a otro, no puede elevar
a otro porque ni siquiera puede ayudarse a sí mismo.
Ante todo uno tiene que pensar en sí mismo, tiene que tratar de levantarse a sí mismo.
Debe ser egoísta.
El egoísmo es la primera estación en el camino hacia el altruismo, hacia el cristianismo.
Pero debe ser un egoísmo para un buen propósito; y esto es muy difícil.
 
 Fotos extraídas de Gurdjieff a su Hija y más al norte

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