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miércoles, 12 de octubre de 2011

Educación infantil para adultos. Aleister Crowley y RAW. Parte XXIV.

  

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Educación para el nuevo eón: Aleister Crowley y RAW sobre la formación de los niños



Educar a las siguientes generaciones para expresar su individualidad sin las improntas de la autoridad podría significar instaurar una nueva realidad colectiva; Robert Anton Wilson y Aleister Crowley, los alumnos más rebeldes e inquietos, trazan el camino hacia fuera del instituto, hacia el universo y el caos mágico(...)
Aude Picault
Cualquier persona reconoce la importancia de la educación, tanto que, como si fuera una especie de panacea social, se le suele tener como solución profunda a todos los problemas. De manera reduccionista y algo ingenua se cree que la solución educativa es simplemente matricular a todos los niños del mundo, darles alimento, acceso a la tecnología y luego permitirles estudiar en las “mejores universidades”. Esto casi se considera un bien universal. Pero en muchos casos esto es solo una manera sistemática de formar personas bien adaptadas al orden mundial, muchos de ellos autómatas que difícilmente encontrarán  lo que son y harán lo que quieren.
Aude Picault
Existe, sin embargo, otro paradigma, que no es nuevo pero que ha sido marginado por el poder, el de educar para desprogramarse de esta realidad colectiva enajenante con el fin de hacer que una persona pueda acercarse lo más posible a la totalidad de la expresión de su ser más íntimo (...)
Fundamentalmente podemos decir que la educación debe de ser aquello que permita a una persona ser ella misma (“asistir al alma para expresarse a sí misma”, en palabras de Aleister Crowley). Para esto, entonces, lo principal es no imbuirle a los niños todas las improntas y patrones de pensamiento de nuestros padres (de nosotros) y del mundo en general (evidentemente es imposible mantener una tabula rasa, pero la clave está en saber limpiar el pizarrón y, si acaso, proveer los gises). Hacer esto no significa, ni mucho menos, criar un niño feral o implementar un libertinaje donde la personalidad fluya con el viento de las circunstancias sin ninguna intención. Significa cultivar las herramientas de la autonomía, de la autodeliberación, de  la autodefinición: hay que primero ver y conocer el mundo para poder abandonarlo y así ser todo él(...)
Confía en la verdad  en ellos sin descanso, con cuidado solo en hacer su amplitud comprensible; confía en que la usen [...] Deja que los niños se eduquen a sí mismos a ser ellos mismos. Aquellos que los entrenan en estándares los lisian y deforman. Los ideales ajenos imponen perversiones parásitas. Cada niño es una Esfinge: nadie sabe su secreto más que ella misma»(...)

"Cada niño es absoluto:
¡Que nadie influya en él ni lo obligue!
¡Que la semilla crezca en campo limpio!
Al madurar su mente
madurará el fruto:
¡determinado por sí mismo, diseñado por sí mismo"

«Todos los niños nacen desnudos, hambrientos y con una inmensa curiosidad. Ser padre consiste básicamente en seguirlos por la casa y decirles “no te metas eso en la boca” [...], solo porque el sistema oral de biosobrevivencia se enciende después del nacimiento y lo primero que quieren es el pecho de su mamá y lo segundo que quieren es probar el resto del mundo para saber si sabe tan bien como los pechos de su mamá [...]. Y luego empiezan a hacer preguntas [...].
Raúl Lázaro
»La función del sistema educativo estatal es detener esto [...]. Si tuviéramos una población adulta que hubiera mantenido la curiosidad de los niños pequeños, las personas irían por todos lados intentando saber las cosas por sí mismas, y tal curiosidad desmoronaría el edificio de la sociedad moderna», señala el gran humorista de nuestra época, Robert Anton Wilson (simplemente no matar la curiosidad ya sería un logro monumental para la educación)(...)
Conócete a ti mismo
Por último regresemos a la eterna máxima labrada como una joya gnóstica en el oráculo de Delfos, en cuyo dintel se dice que estaba inscrito: “Conócete a ti mismo”. Misma frase recuperada de manera pop-inspiracional en la película The Matrix. Esta máxima encierra (o libera) la clave de la conciencia humana, desde el génesis hasta el siguiente eón (el del niño, el de Horus, el hijo de la pareja sagrada). Conócete a ti mismo y conóceras al universo. “Haz lo que quieras”, como decía Crowley, y harás lo que el universo quiere.
«Cuando hacemos la voluntad de nuestro Ser verdadero, inevitablemente estamos haciendo la voluntad del universo. En la magia esto es visto de manera indistinta: que cada alma humana es de hecho el alma del universo en sí mismo. Y siempre y cuando estés haciendo lo que el universo quiere, entonces será imposible hacer algo mal».

1 comentario:

  1. Esto no "desmoronaría el edificio de la sociedad moderna", desmoronaría este sistema "económico-legal basado en dinero" la versión moderna de la esclavitud, en fin, es un sistema esclavo en si mismo (8 de trabajo, 8 para dormir, deja 8 para todo el resto, hay que descontar las horas de viaje a "ese trabajo", las horas para comer, haceos, y nos queda nada!)... Definitivamente hay que cambiar esta sociedad, ya estamos en el siglo 21 aunque todavía estamos viviendo como en el siglo pasado...

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