Tratando de conciliar los opuestos,
porque somos los opuestos.
En la tierra está el aire.
Cuando el agua se condensa por el sol
aparece ese gran misterio alquímico:
disuelve y coagula
El movimiento del Éter es circular,
es el arte esencial de la vida.
De la reunión de los dos principios representados por el fuego y el agua o el cielo y la tierra, nace un tercero que contiene en sí mismo a su padre y a su madre y que resume y completa sus perfecciones. Esta materia pura hija del cielo y la tierra recibe el nombre de Apolo, el dios de la armonía y la belleza, además de la poesía. Como hemos dicho antes la virtudes apolíneas reemplazan a las dionisíacas. El orden y la medida suceden a los excesos báquicos, por eso el obelisco representa el cuerpo perfecto del dios que se levanta hacia el cielo como un rayo de luz petrificado.
Emilio Blázquez
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